El demonio se agita a mi lado incesante.
Flota a mi alrededor como el aire impalpable.
Así me conduce, lejos de la mirada divina,
jadeante y destrozada de fatiga,
al centro de las llanuras de lastio,
profundas y desiertas.
No respiro.
Siento como quema mi pecho,
y lo llena de un deseo eterno y culpable.
.
Y lanza a mis ojos,
llenos de confusión.
Sucias vestiduras,
heridas abiertas.
Y el aderezo sangriento de la destrucción
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