Absurdo, loco, incomprensible, anormal, diferente, raro, excéntrico... hay tantas palabras, tantas cosas qué podrían describir algo que se sale de la norma o que no entra dentro de unos parámetros establecidos. No importa que nombre le pongas, que palabra utilices, lo único claro es que aquello de lo que hablas no es "normal", ¿no? La normalidad es una palabra tan fea, tan absurda y tan patética. ¿Qué es normal? ¿Qué anormal? La vida cambia, la gente avanza, corre, descansa... ¿queréis ser normales, ser iguales? Serlo, pero ¡qué aburrido resulta! La normalidad es mediocre, es para los débiles, los cobardes y los ingenuos. Las cosas no son normales, no son blancas o negras, no han de ser grandes o pequeñas, las cosas son exactamente: COMO TU QUIERES QUE SEAN. Eso es una verdad como un templo, una auténtica verdad. Yo me crié en la anormalidad, mi familia es rara, jodidamente rara, pero me encanta, no la cambiaría por nada del mundo. Mi madre es absurda y graciosa, como mi tía y mis parientes más cercanos, no entramos dentro de las normas, no pensamos como el resto ni vivimos igual que los otros. Cada uno ha tomado su camino y las consecuencias, forjando su vida y su carácter, y eso nos ha hecho a todos diferentes, únicos.
Yo estoy orgullosa de ser como soy, de parecerme mínimamente a mi madre y a mi familia, porque ninguno somos "normales", porque ¿para qué? Normales, eso es demasiado lógico, demasiado típico para los Gutiérrez. Nosotros gritamos, contamos chistes, decimos tonterías cada 3 segundos, hacemos el loco, nos tomamos la vida con optimismo y risa, escogemos los caminos duros y difíciles, desaprovechamos el tiempo no haciendo nada, pasamos largas tardes en familia, nos llamamos hasta con los primos lejanos, etc. Y ante todo, me los quiero MUCHISIMO!! :) Me encanta formar parte de este grupo de chalados que tanto me quieren!
POR LA ANORMALIDAD!
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