domingo, 19 de junio de 2011

LO QUE NO SE PUEDE DECIR

LO QUE NO SE PUEDE DECIR

La censura en los medios de comunicación a lo largo de la historia

Censura. Una simple palabra que ha podido cambiar la historia una y mil veces. Siempre ligada al periodismo, todo tipo de poder político se ha encargado de silenciar toda aquella información que no le era propicia. Incluso los propios medios o las altas esferas han mirado hacia otro lado cuando la situación era comprometida. Ha sido el compañero ideal del absolutismo y las dictaduras, y uno de los grandes baches para los regímenes demócratas, que una vez y otra han intentado combatir y suprimir.

Para poner un par de ejemplos, nos centraremos en España y concretamente en la prensa catalana. Durante la Segunda República el periodismo tuvo un gran auge, el momento de gran esplendor de los medios. Había libertad, cosa que propició la aparición de nuevas publicaciones, muchas de ellas en catalán, creando así la época histórica en que más prensa catalana ha habido. Había censura, sí, pero semejante a la actual, es decir, siempre había ciertos temas o tonos que no se permitían, siempre han habido ciertos límites, por pequeños que sean. Completamente opuesto a esto, fue la situación que precedió a la República: la Guerra Civil y el Franquismo. La dictadura acabó con toda la libertad y la pluralidad que el anterior gobierno había conseguido, instaurando leyes como la censura previa, la necesidad de autorización para publicar, la ley de privilegios, el control de acceso total a la profesión o la prohibición de las lenguas no oficiales. La prensa catalana, en su mejor momento, pasó a ser inexistente, y cualquier intento por continuarla des del anonimato en la sombra era perseguido. Los peores años para el periodismo en España habían llegado, e hicieron falta casi 40 años para que la situación cambiara. Dos polos opuestos que llevaron al periodismo al mejor y al peor momento histórico en España.

Cabe destacar, que en demasiadas ocasiones, el poder ha olvidado que la información no es un bien de consumo o un elemento político, sino un bien social, la población tiene el derecho no sólo a recibir información, sino a crearla y participar en su transmisión, y por desgracia en algunas épocas eso no ha sido posible. Es cierto que muchas veces la censura ha ido ligada a la libertad de expresión y de prensa, pero no hay que olvidar que hoy en día en un mundo generalmente democrático sigue existiendo censura, y lo que es a veces peor, la autocensura de los medios. Ya no se exige la no publicación de ciertos hechos, sino que los propios medios recortan información quizá por intereses políticos, o peor, económicos. Porque si antes era el poder político el que movía hilos, ahora es la realidad económica la que impulsa el mercado, y por desgracia algunos medios han decidido que la prensa no deja de ser un producto, y como tal debe ser rentable.

¿Censura? No sería necesaria si la libertad de uno, acabara dónde empieza la del otro, pero de momento eso es demasiado utópico. Quizá algún día puede ser una realidad.

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