Nadal venía con hambre, y una vez más su casa -y no me refiero a este país fantástico sino a la superfície, su querida tierra batida- le ha dado suerte, calidad y fuerza. Rafa en tierra es el rey, eso ha quedado bien claro en este partido y en esta temporada. Hay que reconocer que Juan Mónaco no es ni Djokovic ni Federer, pero es que Rafa se lo ha merendado casi sin pestañear.
No puedo dividir el partido en los diversos sets, como he hecho en otras ocasiones, porque ha sido más bien algo lineal: Rafael ha dominado el partido des del primer minuto y sin recelos; ha ido a ganar y no ha dudado. Sólo se ha desencantado un poco el partido al inicio del tercer set cuando los nervios han traicionado un poco al manacorí, pero se ha respuesto en seguida y ha machacado a su rival en menos que canta un gallo.
Una maravilla ver jugar así a Nadal, la verdad es que lo necesitaba después del final de temporada que ha tenido. Esperemos que a David le vaya bien el partido de hoy y que podamos finiquitarlo todo mañana con el partido de dobles, ¡aúpa España!
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