Mis sueños

Supongo que con 20 años ya es hora de que uno tenga claro que quiere hacer más o menos con su vida, al menos tener un poco de idea. Yo la verdad, creo que después de mucho tiempo, mucho pensar, y muchas cavilaciones, he llegado a la conclusión de que sé exactamente para qué he nacido.

Digamos que hay un par de cosas que son para mí, y de alguna manera están muy relacionadas, cosa que se agradece y que hace que puedan ser complementarias, sin tener que prescindir de ninguna. Ante todo, debo decir que soy una persona bastante perfeccionista y activa, aunque algunos crean que no, y cuando quiero una cosa normalmente no paro hasta conseguirla. En el colegio casi todas las materias se me daban bien y no tenía claro hacia que lado decantarme, hasta que me inspiré y me decidí por la escritura. La verdad es que desde entonces el papel y yo nos llevamos de maravilla, y no puedo estar muchos días sin escribir algo, es como el aire que respiro, forma parte de mí.

Esta pasión por escribir la he ido modelando con el tiempo y lo que en un principio era sólo como un hobby y un sueño, lo he planteado como una profesión: el periodismo. La verdad es que tengo que reconocer que hay muchas cosas que no me gustan, pero la verdad es que la gente no se imagina lo feliz que soy cuando me dan unas horas y un papel en blanco para que cree. Disfruto más con las novelas, escritos y líneas de sentimientos; pero el periodismo está calando hondo en mí. De entre todo el posible quiero quedarme con el periodismo deportivo y cultural, y parece que soy buena en ello, así que tiraremos adelante.

Pero escribir no es lo único que me hace feliz, y con únicamente esta faceta de mí me siento poco realizada y muy vacía. ¿Qué lo complementa? Mi pasión por la cocina y las creaciones artísticas. Creo que de alguna manera, lo único para lo que sirvo y de verdad me apasiona es para crear. Ya sea un pastel, una carta, un regalo hecho a mano o un libro. Tengo alma de 'artista' y no en el sentido de ser buena, sino sencillamente como interés personal.

Me siento tan realizada cuando hago un regalo a mano y queda bien, con esa sonrisa en la cara de la persona que quieres cuando lo abre... y los pasteles, las galletas, las cenas. Esas pequeñas frases de 'está todo buenísimo!" te alegran el día. Todo el duro trabajo que has tenido que hacer, ha valido la pena sólo por verles sonreír con lo que tú has hecho. Creo que es eso lo que realmente me hace sentirme tan bien conmigo misma, el hacer algo que hace sonreír a los demás, algo que aunque sea minímamente les gusta, les aporta alguna cosa. Es como un veneno, a su vez, porque cada vez quieres más, y más, y parece que ya nunca tienes bastante. Carlos Ruiz Zafón lo explica muy bien al inicio del Juego del Ángel. Cuando un escritor vende sus primeras líneas por cuatro duros y siente en su piel esa pequeña frase de 'eres bueno', se vuelve adicto. La droga ha empezado a correr por sus venas y ya no tiene cura, nunca se cansará, andará siempre ansioso buscando más, queriendo más reconocimiento, más fama, más gratitud...

Mis manos es el lugar dónde reside mi único talento: crear algo. Ya sea escribir o cocinar, o hacer un sobre, o una carta, o quizá una pulsera de hilo, o una caja de galletas decorada; o un diario con fotografías de toda nuestra amistad y lo que significó para mí. Soy una sentimental, lo sé, pero es lo que realmente me hace feliz. No podía trabajar de otra cosa, no creo que lo consiguiera. Necesito este vínculo que existe entre el autor y el espectador, necesito ese punto de interacción con los demás, con las críticas, con el trabajo, con la duda a la reacción, con el miedo a cagarla... es duro, y a veces lo paso mal, no consigo lo que quiero, no me aclaro, pero cuando las cosas funcionan es cuando realmente me siento completa.

Mi vida, no puede girar en torno a una jornada de 8 horas sentada en una oficina haciendo un trabajo mecánico. No puedo ser dependienta o ejecutiva, porque acabaré amargada. Necesito el estrés de los que se pasan el día pensando, creando, escribiendo... necesito ese sufrimiento al tener que acabar las cosas en un tiempo pactado; los malos ratos al no aparecer ideas; las contradicciones y la duda ante lo que vas a decir o hacer; las peripecias de la creación; los posibles fallos... es una vida dura, pero es la que quiero, es el fin que tengo que ponerme. No puedo negar lo que soy y lo que quiero ser.


No hay Neus más allá de dónde llega mi imaginación, mis sueños, mi mundo interior. Necesito sentir que he aportado algo a la sociedad, al mundo, a la historia. Quiero pasarme mil horas cocinando, y pensando en los recipientes que usar para la presentación, y como acabarlo, y los manteles, el diseño de la vajilla... y quiero hacer pasteles y repostería, y diseñar las cajas, y el logo, y montar una tienda con cosas, hacer trabajos para bodas o bautizos, o despedidas de soltera. Quiero cubrir partidos de domingo, y Champions, y estar en directo en Roland Garros sufriendo al ver un partido igualado, o en las carreras contando cuantas vueltas faltan para terminar el Gran Premio y quién será campeón. Me encantaría explicar historia con mis palabras, hallazgos arqueológicos, mitología aplicada, psicología... y sobretodo quiero emocionar a alguien con alguna de mis historias, conseguir que al menos una persona, sienta algo más cuando lea mis líneas. Y sé que para todo esto, lo único que cuenta es el esfuerzo, no desfallecer, luchar por ello. Sé que me va a costar un mundo y que no será fácil, que habrá mil baches por el camino y que los sueños a veces no se cumplen, pero... no puedo tirar la toalla. Sé que he nacido para esto y tengo que luchar por mi sueño, tengo que vivir para ello y conseguirlo, porque quiero ser feliz. Y sé que sólo así, seré feliz.