Hay tanto de lo que desearía escribir, tantos temas, tantas ideas... pero no es tan fácil, y por desgracia, no tengo ese tiempo para dedicarme enteramente a lo que me gusta, a lo que realmente soy: escribir. Es mi esencia, mi vida, mi alma y mi único y verdadero talento. Toda yo soy palabras, nexos y metáforas de mil cosas, todo son historias, proyectos e ideas de lo que podría ser, de lo que podría escribir, contar. Todo se basa en emocionar, gustar y sentirse elogiado. En probar ese veneno que nos corroe a todos los escritores cuando escuchamos por primera vez que somos buenos en esto, que servimos. Ya no puedes parar, ansías más, y más, y mucho más. Ya sólo quieres que tu nombre aparezca firmado en un mísero trozo de papel, quizá no te importa quien lo lea o o porqué, tu solo quieres eso... por favor, que pase.
Yo aún con eso me conformo, pero no es mi verdadero sueño. Ya no es el conseguir publicar un libro a cualquier precio, que sea como sea esté mi nombre. No, eso no me sirve, por desgracia. Quiero que mis palabras, por mundanas que sean, por absolutamente normal que sea mi escritura, lleguen al alma de alguien de verdad, tal como otras palabras de otros escritores me llegaron a mí. Con eso sería totalmente feliz, descubrir que alguien ha sentido quizá la mitad de lo que sentí yo leyéndome alguno de mis libros preferidos. El día que eso pase, veré cumplido el mayor sueño de los que tengo.
Soy escritora de profesión, de sentimiento, de esencia y de pensamiento. Soy, y no hay nada más.
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