Y había tenido un día absurdo, no demasiado bueno, y estaba quizá un poco tristona, pero eso no es nada raro, y tampoco importaba mucho, total... pero, ha pasado esa absurdidad que me ha cambiado la cara.
He levantado la cara y te he mirado, me has sonreído y yo también a ti, me he quedado unos segundos mirando fijamente tus ojos, y he bajado la mirada, tranquila. Has pasado por mi lado y he sentido el roce de tu piel, no sé si lo has hecho a posta o no, pero estabas ahí. Y después de dar tres pasos, he girado poco a poco mi cabeza para mirarte de lejos, y ahí mi asombro al ver que tu también te habías girado para mirarme. Ambos hemos sonreído y hemos seguido caminando, y al cabo de otros diez pasos he vuelto a girarme, ya convencida que no estarías ahí y podría verte de espaldas, alejándote de mi vida para siempre, pero no ha sido así, tú también te habías girado, y también me mirabas con una sonrisa en los labios. Entonces he tenido ganas de correr y acercarme a ti, preguntar tu nombre, tu teléfono... o simplemente oír tu voz, mirar otra vez tus ojos... pero he tenido que volver al mundo real, al igual que tú, y ambos hemos seguido nuestros caminos, cada uno por su lado. Quién sabe, quizá algún día volvemos a encontrarnos.
Una tontería, verdad? Pero me ha alegrado la tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario