
Una película Disney de las de siempre.
Una historia de amor de las de verdad, una mala de las grandes, una familia rota, toques humorísticos de aquellos que nunca pasan de moda, que no tienen edad definida... y un final feliz de los de cuento.
La verdad: bonita, divertida y mágica, una buena de Disney. Pero como siempre, ha sido una película bañada en lágrimas, no tanto por las típicas escenas de amor, sino la familia, los sueños... no sé, supongo que si no fuera así no acabaría de ser yo. Igualmente, el momento actual que estoy pasando también afecta a todo lo demás, y seguramente en muchas ocasiones es también eso lo que cambia mi visión de las cosas. Sigo triste... pero intento no hundirme más, sino aceptar lo que sucede e intentar mirar hacia adelante.
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