jueves, 12 de enero de 2012

odiar

Un sentimiento fuerte, oscuro, pero pasional, inmenso que nos lleva a hacer y decir cosas que no creíamos posibles. A veces nos hace sentir poderosos, dueños del mundo y de los actos, y en frío, pasados unos días, nos envuelve en petróleo negro que corroe nuestra conciencia y nos hace sentir impuros, mezquinos, seres crueles y problemáticos que merecen un castigo.
Odio, de cuatro letras, las mismas que tiene amor. ¿Qué sería del odio sin amor? Nada. Absolutamente nada. Porque al fin y al cabo, ¿qué es el odio? Es el sentimiento creado a raíz de un amor verdadero y puro, un amor de verdad, por el que mataríamos, ese amor que nos hace felices y extremadamente débiles a la vez, ese amor que mata a la vez que vive, ese amor que buscamos toda la vida y morimos muchas veces sin encontrar. Es ese amor, llevado al extremo, roto por mentiras, golpes y maltrato el que desemboca en odio. Porque sin amar, no puede haber venganza, no puede haber resentimiento, gritos o desgracia. Sin amor no hay odio, son complementarios, uno necesita al otro tanto como el hombre necesita el aire que respira.
Odio. Qué fuerte y simple es el odio, que fácilmente nos apresa y nos lleva por senderos que jamás hubiéramos querido pisar. Nunca hubiéramos dicho que odio sería el sentimiento que tendríamos hacia esa persona especial que nos hacía latir el corazón de manera increíble, o hacia el padre que nos engendró o el hermano con el que compartimos la vida; o ese amigo que nos ha acompañado en todas nuestras hazañas. No es para nosotros, nunca nos pasará, eso no me sucederá a mí, yo en verdad le quiero...
Mentira. El odio es casi más puro y fácil que el amor, es mucho más extendido y es mucho más fácil de sentirlo, quizá mas incontrolado, mucho más correoso, más impulsivo, más oscuro... quizá por eso nos atrae más, esa parte escondida de nosotros se alimenta de ese odio, nos recuerda en susurros aquellas lágrimas amargas que derramamos, las humillaciones, el dolor, la desgracia... ¡quiere venganza! ¡debes odiarle! ¡lo merece! Sientes alegría, fuerza, poder... el odio te hace grande, por un segundo te libera de todo lo demás, te hace olvidar ese dolor y te parece que vale la pena vengarte, te da la sensación de que tienes derecho a reclamar algo por esas lágrimas, crees que esas palabras curarán tu corazón, que verle llorar sanará tu alma, que verle sufrir te devolverá tu vida.
Mentira. Otra gran mentira. El odio te cegará por completo, corroerá tus entrañas y te hará sucumbir a palabras dichas sin pensar y actos vengativos absurdos, dirás cosas que no querías y que no sientes, harás cosas de las que luego avergonzarte o de las que no podrás salir, pero eso no es lo importante; lo peor es que después de todo, después de gritar como una condenada todo lo que quieras y decir mil cosas, todas esas maldades que tú sabes que tienes ahí guardadas, después de verle sufrir, de hacerle llorar, después de que se duela, de que esté aún peor que tú, de devolverle la puñalada... ¿Sabes una cosa? No te sentirás mejor. Ninguna herida sanará, tu alma no se recompondrá después de eso, no podrás olvidar, no dejarás de tener pesadillas, ni te dolerá menos cuando recuerdes esos momentos... será aún peor. Ahora tendrás que recordar lo que te hizo y lo que luego tú lo hiciste, y tú conciencia no podrá perdonártelo. Pasarás el resto de tus días hecha pedazos por lo que dijo y por lo que contestaste, cada palabra dicha te partirá de nuevo en dos, y si aquello que pasó te hizo daño, tus propios actos acabarán por destrozarte.
Primero, sólo respira y piensa, el odio te dará mil soluciones, ronroneará en tu lecho, susurrará en tus oídos y te hará sentir mejor, pero no es la solución. No a menos que seas alguien sin conciencia, entonces no tengo nada qué decir; quizá te envidio en parte, si no tuviera conciencia seguramente sería mucho más feliz.

No hay comentarios:

SOBRE EL CONTENIDO

No se permite la reproducción total o parcial y en ningún soporte y para fines comerciales, de ninguno de los textos de esta página, sin que medie la autorización del autor. Los textos de esta página son para uso personal de su autor, y en caso de que terceros los utilizaran total o parcialmente en cualquier publicación venal (bien virtual o por cualquier otro medio presente o futuro) se citará siempre la autoría y la fuente original, creando si fuere posible, un vínculo a la misma.Todo el contenido literario de este blog, salvo indicación expresa que se haga, es propiedad de Neus Cámara Gutiérrez.2009.