martes, 6 de abril de 2010

amores.



Pequeños y peludos.

Desearía tener en casa, achucharlos y darles mimitos. Sentir que se intentan subir como pueden a tu cama y que vienen a darte mil lametones para despertarte o para jugar. Que se espatarran en la ducha todos mojados, y se escurren en la toalla juguetones. Que crecen, y te buscan, te quieren, eres algo muy importante para ellos y te adoran. Ir a correr con ellos, jugar a mil cosas, hacerles tonterías, dejarte querer, que te miren y te entiendan, aunque sean perros, tú sabes que te entienden. Me gustaría tanto tener esa complicidad, esos pequeñajos correteando por aquí...

Quizá sienten algo parecido los padres cuando tienen deseos de tener hijos, y es cierto que se parece en muchos aspectos al instinto maternal, aunque la vida me ha enseñado que hay veces que la vida se equivoca y que hay gente que no debería tener hijos, puesto que si los tienes, tu mayor labor en esta vida no puede ser: JODERSELA tanto como se pueda, o no?

Hoy siento rabia.

TE ODIO.

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