sábado, 17 de abril de 2010

jarrón de porcelana blanco y verde.

Un espiral. Un laberinto sin final. Una historia que no puedo borrar, que me persigue, día y noche, no me deja respirar. Una rueda que no para de girar. Tus palabras retumbando en mi cabeza, sin cesar. Quisiera despertar y que esto fuera un mal sueño nada más. Pero no despierto, no puedo despertar, tu voz nunca deja de sonar.
No son puños, ni palizas, ni los gritos, los que dañan y se agarran, son palabras, tus palabras, que retumban como eco en mi cabeza, que repiten tus preciosas sutilezas y que indagan en la herida una vez más.
Soy un jarrón hecho pedazos, un jarrón de porcelana que cayó y ahora está roto. Han pegado mis pedazos como piezas de un gran puzzle, y en lejanía parece ser tan reluciente y hermoso como antes, un jarrón de porcelana blanco y verde. Pero, no mires tan de lejos, no des una mirada y continúes, ¡acércate! ¡Vamos! ¿Qué estás viendo? Lo sé, son los pedazos que cayeron y que unidos forman algo que ya nunca volverá. Las grietas lo componen, son parte de mi querido jarrón de porcelana blanco y verde, ya nunca será sin esas fisuras, sin esos pedazos, pues por muy bien que se peguen ya está roto, y el tiempo ayuda y sana, hasta cierto punto, pues no podrá borrar lo que está hecho. Pero, este jarrón de porcelana blanco y verde, ahora es tan único que dobla su valía, y como siempre dicen: del error se aprende, y quizá así aprendimos cómo se camina, en esta vida que es un tren que nunca para y que vale aprovechar hasta el segundo, que cuando haya que bajar nadie se espera y al menos hay que dejar algo de provecho en este mundo.
Jarrón de porcelana blanco y verde, pedacito a pedacito te has repuesto, quizá duelan las grietas más de lo que puedes, pero piensa que lo más duro ya está hecho. Jarrón que tanto sufres y que entiendes, cuan mísero momento estoy pasando, ayúdame tu ahora a unir mis trozos y a recomponer mi vida entera; pues aunque de primeras soy muy fuerte, sufriendo estoy ahora y aunque pese, creo que en algún punto flaqueará toda mi fuerza, y no quiero verme hundida y sin salidas, hundida en lo que él quisiera verme, pues ante todo tengo claro que aunque herida jamás caeré mientras la vida tenga algo que ofrecerme.
Jarrón, ¿quién fue? Preguntas con miradas, pues él fue quien me hizo la herida, que en vida jamás curará entera, pero que me enseñó a seguir y a ser bien fuerte, para ser tal y como soy, yo verdadera. Aseguró que yo no sirvo para nada, que sola me veré por mis defectos, que nadie en sano juicio me querría y que él y sólo él me aguanta, y gracias. Gritó que nunca bien podría estar, que nunca debería haber nacido y que si él sabido hubiera que yo sería así, jamás tenerme hubiera decidido. Sí… pues por desgracia, mi padre es, aunque el calificativo no merezca, pues según el diccionario un padre es quien cría, cuida y mima a quien engendra, y él sólo se quiere a si mismo. No dudó en romper lo que la vida nos dio, no dudó en herir a quién más lo quiso, no dudó en destrozar todo cuanto yo amaba y ahora, después de todo, es él quien menos culpa tiene, pues somos todos los demás los que no hicimos lo que debimos y lo que tocaba, es él la víctima de todo y los demás los que no sienten nada.
Jarrón, ahora el respirar me cuesta un mundo, ahora el caminar ya no es sencillo, ahora quisiera estar en lo profundo de un sueño de cristal para olvidar, para dejar de ver y oír cuanto me dijo, para sanar la herida que aún supura y que años tardará en cicatrizar. Olvidar no es cosa de unas horas, pues recuerdos trae hasta el mismo respirar, todo cuanto me rodea tiene algo que me hace recordar, y duele, duele verle aquí, cuando no está, cuando todo debería ser perfecto porque ya no tengo que llorar. Pero no es cierto, es ahora cuando más ganas tengo de llorar y cuando menos cuesta el empezar, quizás es tiempo ahora de caer y dejarme levantar, pues también he de decir que no me faltan manos dónde poderme sujetar para subir de nuevo y volver a volar, sin alas rotas ni prisiones de dónde escapar. Quizás, caer es lo que necesito para poderme levantar.

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