ahora.

Hay veces en la vida que dicen que vale la pena vivir simplemente para ver, escuchar o sentir aquello a lo que nos referimos. Hay veces en las que vale la pena vivir por todo lo que sucede a nuestro alrededor y no nos queremos perder. Hay veces que dicen que vale la pena vivir sólo para llorar de felicidad y alegría por las personas que a lo largo de la vida aprendemos a amar y a querer, porque sin ellas nuestra vida no sería la misma y sabemos que las necesitamos a nuestro lado. Hay momentos en la vida en los que deseas morir y entonces nada es más importante que aquello, te sientes tan frágil que nada puede devolverte las ganas de vivir, o eso crees. Entonces sucede algo que lo cambia todo y que sabes que te importa, que te da fuerzas de nuevo para vivir otra vez. Entonces llega un día de tu vida en el que te das cuenta de todo lo que sucede alrededor del mundo y de la suerte que tienes por tantas y tantas cosas. También te percatas de la gente que nunca se para a pensar la suerte que tiene por esto o por lo otro. Hay momentos en la vida en los que vale la pena pararse a pensar al menos unos minutos y darse cuenta de muchas cosas en las que apenas reparamos la mayoría de veces. Hay tantas cosas que quieres decir a los que quieres y tantas cosas que quieres vivir, tantos momentos y lugares aún por ver… entonces llega un momento en que te das cuenta de que el tiempo se agota y que no has dicho todo lo que debías decir ni has hecho todo lo que debías hacer. Ese fue el momento en que me di cuenta que mi vida pendía de un hilo y que me faltaban muchísimas cosas por hacer, demasiadas para dejar de correr ahora.